domingo, 31 de mayo de 2009

Largo poema épico (por Ludo Fonda)

Lección de realidad, de escritura. Lección nos da esta magnífico poeta de cómo se debe utilizar la palabra, de cómo se hace un poema con clase, de cómo, a través del lenguaje, se puede desandar la belleza en estado puro, en su fuero más intrínseco.


Largo poema épico

En el resuello de milagros
truncos
se esparcen las horas;
polen
de una pirueta cósmica.

Seamos más terrenales.
Mas concientes del giro autista del reloj.
Dejemos de lado su mandato,
si se me permite la pirotecnia.

Agotemos el sentido común
hasta hermanarnos todos
en la espantosa maravilla
de ser arena
gritando la verdad
del silencio.
Habitados y pulidos
por una ternura impaciente.

Pensemos que la responsabilidad más grande
de nuestra generación
es no tener responsabilidad alguna
sobre cualquier cosa o ser. Así dicen.

Allá abajo está el devenir asándose lento
sobre el fuego de la historia;
y nosotros pálidos como buenos hegelianos,
seguro de que la Pinta, la … y la Santa María
van ha llegar hasta el nuevo mundo,
y le harán vestir a los abuelos de nuestros abuelos,
de una vez y para siempre,
a capa y espada,
el traje de bufón solemne.

Pero… ¡Hoy es hoy!
y
¡Oh, alquimia puta y bendita del tiempo!,
ahora estamos bajo el ancho mediodía
de un lugar bastante al sur de no se qué,
y yo siento que acá
no se tiene derecho a la épica.

Y entonces siento muchas más ganas de escribir
un largo poema en tono oscuro y aleccionador,
un largo poema en donde la chusma furiosa
cuelga de las pelotas
a dos o tres
monolíticos mandantes y corea canciones
a puro pulso animal y libre;
un largo y patriótico poema épico
que no le tema a la retórica impostada
y al puño apretado
de un discurso jodida y aladamente dogmático;
un sensacional poema épico
como en los albores de la fantasía unificadora
del lenguaje corriendo parejo con la sangre;
en donde pierden todo los que nunca pierden
nada;
un largísimo y macizo
poema épico en donde la policía,
en cualquiera de sus formas,
está aterrada
de mirarse en el espejo
de su propia isla
de mugre existencial;
un largo, decadente, anacrónico, veraz, patético
e infinito poema épico
sobre el festejadísimo encuentro del mono
con el amor,
cambiando garrote
por duda,
dejando una grieta real
para que asome, fresca,
la esperanza.

¡Esperanza!, ¡oh, alabadísima esperanza !
Sosiego vertiginoso del ansia;
verdad profunda y superficial
que eyecta los sueños
como la tierra une
el destino de los hombres…

Y cuando me abandono así, mansamente,
a la escritura épica, empiezan a saltar
en mi horizonte
las ratas de la cordura y el gusto delineado por
artesanos de la nada,
recordándome
que la mano va exactamente para el otro lado.
Con directo destino de hastío.

Y es entonces cuando me pregunto,
¿a quién puede molestarle
que le saque punta a los días
escribiendo kilométricos, planetarios
poemas épicos
con el tono legendario
de un POETA
que decora con su retrato
nueve de cada diez despachos,
como las motas de polvo que delata
en el aire un rayo de sol
que perfora sin causas mayores la ventana?
¿A quién puede importarle que me vaya
por la ramas y vuelva con las manos vacías
y el corazón lleno?
¿Quién puede culparme por haber
encontrado la perfecta forma de perder el tiempo?

¿A quién puede molestarle que yo escriba por ejemplo :

El ministro luce acicalado envuelto en un traje
de dos sueldos;
tuyos.
Con el rostro sufriente explica
que miles de ladillas hostigan su alma
y que esa es la causa de que siempre ande por
ahí dando esos chillidos de pájaro de mal agüero,
llenando nuestros pechos de piedras teóricas.
Después silba el himno y se retira rascándose la cabeza.
En mi tribunal interno,
el silencio sueña con sus manos vueltas
hachas?

¿A quién puede incomodar estas palabras amontonadas
como escombros ?
Pregunto. Me pregunto y les pregunto.
¿A quién puede molestar que alguien se entretenga tan sanamente?,
mientras la noche declina, ¡ya es noche!, envuelta en su tul
de promesas turbias, de buenas promesas,
y una mujer se acerca y me dice:
Algunos creen que el ruido del amor es música,
otros que la música del amor es ruido.
Y yo finjo ser macizo y real
y declaro el suicidio de todas mis convicciones,
dejando bien en claro
la vitalidad profunda de mi renuncia;
proyectándome con filo de leyenda
en la memoria de quienes me están rodeando.

Así es como se avanza.
Estrangulando la palabra poética
por decisión de arriba.
Arriba, se entiende, es el sótano de la compasión;
Donde jamás se piensa en largos poemas épicos.

Así es como los invito a mirar por la ventana
cómo se remontan sobre el pueblo
las buenas ideas.
De las malas no hablo, porque estoy parado
sobre una de ellas, y se puede ser inepto
pero no malagradecido;
y porque de alguna manera esa es mi cordura.
Esta es.
La de sostener con cariño una idea universal y desalmada,
buscando darle esencia en la ternura de la paciencia,
para no ser tan arrastrables,
tan adeptos al llanto maniquí de la tradición sorda y muda
del yo,
tan cobardemente fieles al susto,
tan adictos sin planes,
tan planos,
tan limpios.

Por eso ahora mismo me rajo,
sin épica ni santos,
hacia el lugar donde
los parroquianos
hacen cantar hasta los dientes.
Hasta otra eternidad.
Me voy en busca
de una
choza
desinfectada
de dogmas.


Ludovico Fonda

martes, 26 de mayo de 2009

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sábado, 23 de mayo de 2009

gRaFo #2 ya está en la calle


lunes, 18 de mayo de 2009

Porque no podíamos esperar más...

domingo, 17 de mayo de 2009

En el recuerdo


EMPERO

Cierro los ojos para disuadirme.
Ahora no es, no puede ser la muerte.
Está el escarabajo a tropezones,
mi sed de ti, la baja tarde inmóvil.

De veras está todo como antes:
el cielo tan inerme,
la misma soledad tan maciza,
la luz que se devora y no comprende.
Todo está como antes
de tu rostro sin nubes,
todo aguarda como antes la anunciada
estación en suspenso,
pero también estaba entonces este
pánico
de no saber huir y no saber
alejarme del odio.

De veras todo está
destruido, indescifrable,
como verdad caída inesperadamente
del cielo o del olvido
y si alguien, algo, me golpea los
párpados
es una lenta gota empecinada.
Ahora no es, no puede ser la muerte.
Abro los ojos para convencerme.

Mario Benedetti
[1920 - 2009]

viernes, 15 de mayo de 2009

Chico Buarque - Construcción



Amó aquella vez como si fuese última,
besó a su mujer como si fuese última,
y a cada hijo suyo cual si fuese el único,
y atravesó la calle con su paso tímido.
Subió a la construcción como si fuese máquina,
alzó en el balcón cuatro paredes sólidas,
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico,
sus ojos embotados de cemento y lágrima.
Sentóse a descansar como si fuese sábado,
comió su pobre arroz como si fuese un príncipe,
bebió y sollozó como si fuese un náufrago,
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico.
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro,
y terminó en el suelo como un bulto fláccido,
y agonizó en el medio del paseo público.
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito.

Amó aquella vez como si fuese el último,
besó a su mujer como si fuese única,
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo,
y atravesó la calle con su paso alcohólico.
Subió a la construcción como si fuese sólida,
alzó en el balcón cuatro paredes mágicas,
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico,
sus ojos embotados de cemento y tránsito.
Sentóse a descansar como si fuese un príncipe,
comió su pobre arroz como si fuese el máximo,
bebió y sollozó como si fuese máquina,
danzó y se rió como si fuese el próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado,
y terminó en el suelo como un bulto tímido,
agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano entorpeciendo el público.

Amó aquella vez como si fuese máquina,
besó a su mujer como si fuese lógico,
alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas,
sentóse a descansar como si fuese un pájaro,
y flotó en el aire cual si fuese un príncipe,
y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano entorpeciendo el sábado.

Chico Buarque
[1971]

lunes, 11 de mayo de 2009

Cieguito volador


JUAN, 1, 14


No será menos un enigma esta hoja
que la de Mis libros sagrados
ni aquellas otras que repiten
las bocas ignorantes,
creyéndolas de un hombre, no espejos
oscuros del Espíritu.
Yo que soy el Es, el Fue y el Será,
vuelvo a condescender al lenguaje,
que es tiempo sucesivo y emblema.
Quien juega con un niño juega con algo
cercano y misterioso;
yo quise jugar con Mis hijos.
Estuve entre ellos con asombro y ternura.
Por obra de una magia
nací curiosamente de un vientre.
Viví hechizado, encarcelado en un cuerpo
y en la humildad de un alma.
Conocí la memoria,
esa moneda que no es nunca la misma.
Conocí la esperanza y el temor,
esos dos rostros del incierto futuro.
Conocí la vigilia, el sueño, los sueños,
la ignorancia, la carne,
los torpes laberintos de la razón,
la amistad de los hombres,
la misteriosa devoción de los perros.
Fui amado, comprendido, alabado y pendí de una cruz.
Bebí la copa hasta las heces.
Vi por Mis ojos lo que nunca había visto:
la noche y sus estrellas.
Conocí lo pulido, lo arenoso, lo desparejo, lo áspero,
el sabor de la miel y de la manzana,
el agua en la garganta de la sed,
el peso de un metal en la palma,
la voz humana, el rumor de unos pasos sobre la hierba,
el olor de la lluvia en Galilea,
el alto grito de los pájaros.
Conocí también la amargura.
He encomendado esta escritura a un hombre cualquiera;
no será nunca lo que quiero decir,
no dejará de ser su reflejo.
Desde Mi eternidad caen estos signos.
Que otro, no el que es ahora su amanuense, escriba el poema.
Mañana seré un tigre entre los tigres
y predicaré Mi ley a su selva,
o un gran árbol en Asia.
A veces pienso con nostalgia
en el olor de esa carpintería


Jorge Luis Borges
[Elogio de la sombra, 1969]

miércoles, 6 de mayo de 2009

El águila sexual exulta una vez más...




El águila sexual exulta una vez más va a dorar la tierra
Su ala descendente
Su ala ascendente agita imperceptiblemente los mangos de
la menta picante
Y el adorable desnudarse del agua
Los días están contados tan claramente
Que el espejo ha hecho sitio a un entramado de frondas
No veo del cielo más que una estrella
Alrededor de nosotros sólo existe la leche describiendo su
elipse vertiginosa
De donde la blanda intuición de párpados de ágata ojerosa
Se levanta a veces para clavar la punta de su sombrilla en
el fango de la luz eléctrica
Entonces unas extensiones echan el ancla se despliegan por
el fondo de mi mirada cerrada
Icebergs que irradian los hábitos de los mundos venideros
Nacidos de una partícula de ti de una partícula desconocida
y helada que emprende el vuelo
Tu existencia es el ramo gigante que se escapa de mis brazos
Mal atado abre los muros despliega las escaleras de las casas
Se deshoja en los escaparates de las calles
Con las noticias me voy continuamente con las noticias
El diario es ahora de cristal y si las cartas no llegan ya
Es porque el tren ha sido comido
La gran incisión de la esmeralda que dio origen al follaje
Está cicatrizada para siempre los aserraderos de nieve
cegadora
Y las canteras de carne zumban solas con el primer destello
Invertido en este destello
Adquiero la huella de la vida y de la muerte
En el aire líquido.

André Bretón

sábado, 2 de mayo de 2009

Tiempo, Destino, Amor




Time Fate & Love.mp3 -


Una chica llamada Tiempo hizo un largo viaje y nunca volvió;
un chico llamado Destino se decicidió y continuó hasta que fue demasiado tarde...

Pero una chica llamada Amor, que voló hasta mí desde el aire circundante,
se metió dentro de mi piel, sin hacer el mínimo ruido,
y cada vez que respiro, escucho su sonido,
y cada vez que miro o veo
siento su presencia acercándose...

El año era joven, y muchas canciones gritaban para ser cantadas;
pero estaba triste, y perdí las oportunidades que nunca tuve.
Pero una chica se cayó, cerca de mi oreja y vi su sonrisa.
Cambió mi vida, llegó a ser mi mujer, antes de que pudiera escapar.


Luca Prodan (1981)

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