viernes, 24 de abril de 2009

El utópico sorete anárquico


En este, ominoso tiempo,
De inaprensible detención,
Crece, como cimiento de astilla,
Lentamente, la historia escueta de
la inmundicia simple.
Romper!
Corromper!,
Hay que descoser el cúmulo
De epidermis aletargada,
Abrir la cúpula que encierra
Las fauces seniles del histórico
Prejuicio de moralidades involutas
Para que entre, por fin, la tonicidad
Vibrátil y des-enajene la muchedumbre
Completa del ojo de mirada monótona,
Quieta, ennegrecida por la acumulación estéril
De la misma belleza católica
siempre.
Hay que romper la caja de gritos críptica que encierra
A este city así
se solea
el abismo,
se desahoga
la inhora
de la
intemperie
con aroma a dogmas
anacrónicos.
Oh!, lo he dicho, no recuerdo, tal vez en otro verso, a si!
Fue en otro verso que dije pueblo del sin celeste, punto
Exacto de la nada y agrego: roca infecunda con parásitos
Sanguinolentos, siempre vituperando el instinto
Orgásmico de crecimiento, de duración, de acumulación
De fuerzas, de poder.

Oh!, si, literalmente se verifica, aquí, como aire agobiante,
El aspecto osco, enigmático, rapaz, el aire sin vitalidad,
Que ahoga el
desahogo vital
de la osadía.

No hay nada más inmoral que la confesión y el perdón decía Nietzsche!
Bueno, se ve que aquí no lo han leído, aquí todos atravesados
Por las cruces, atravesados de punta a punta del cuerpo
Por la perversión sarcástica de la verdad rebelada, inamovible
En su castigo y en su ironía manipuladora.

Si aquí desaparecieran las iglesias igual saldrían corriendo
A adorar otra cosa, el hombre, este, el del sin celeste, quiere
Arrodillarse no importa ante quien, solo quiere arrodillarse,
Menguarse, depositarse en una especie de rebaño donde adormecer
La magnánima azarocidad del devenir, donde romper con la
Belleza de la subjetividad.

Paralelo, aquí, se vivifica, se hace táctil el
infecundo
aroma
Fláccido del extramundo.
Aquí se rompe con el aburrimiento, se ocupa la conciencia amando al poderoso, al abstracto dios,
al anacrónico
inexistente.

También existe a raudales la psicología pueril de la abnegada
Compasión que no es mas que una simulación del
escondido yo
híper narciso.
Todos con el prejuicio del dar impuesto,
todos con esta costumbre de simulación anti-instintiva,
todos escondiendo lo verdadro, lo subterraneamente real:
a saber, el de
ser uno,
solo uno, siempre uno.
La mentira infinita aquí en el cenit de lo palpable.

Sombra de altas paredes de cementos, puentes colapsados
Limitando la dinamita y el vértigo de las claves reveladoras
Que surgen de las
Vertientes
luminosas del movimiento.
Puertas selladas donde solo se mueve el cíclico aroma rancio
De los que tiene sitiadas las sienes con la creencia de hacer el
Desea aprensible, dominable, casi manipulable como un simple objeto.
Oh! Ni desde el bache negro de la palabra se podría sacar una definición
Para este lugar de
candidez vitalicia,
de ideas calcinadas, de mordaza en
La bocanada abrupta, siempre hermosa que surge de las pulsiones orgásmicas
allí en lo brumoso del interior, incomprensibles en su naturaleza.

Oh! Madito dios tan presente, y castas tan marcada.
Oh! racismo de todo el estamento burgués tapado
Por la falsa imagen de la compasión
Ho campanas, ¡atronadoras campanas
Ostentando el tedio vetusto de la melodía lúgubre!
Que recuerda, siempre, la
cercanía de
la muerte.

Oh! fofo fondo,
Pueblo de abismo inorbito,
De ingoce cósmico,
De herida indeleble que se prolongará
Hasta la profundidad efímera del infanal
Epicentro de seno muerto.
Oh! Si, pueblo, con prole de ceros anémicos,
de intacto imporo donde
se pierde el placer del tocar rojo
que genera el centellar de nuevos precipicios.

Amodorrado cráter lleno de sensibles
Lagrimales que se conmueven
ante el ámbito transfugado
del polvo perpetuo del celeste
diametralmente inexistente.

Digámoslo, amigos,
No hay luz diáfana, aquí, en el medio
De esta tragedia.
Sólo hay la utopia de que todos, uno por uno,
Se traguen sus sueñitos burgueses, sus esperanzas
Pueriles de redención celestial, sus apariencias
Misérrimas, y que salga, de la unicidad de esa digestión,
Un gran sorete
Anárquico.
Con la belleza y renovación que eso
conlleva.



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