Tres poemitas negros
mendiga voz
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la voz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay
Alejandra Pizarnik
El vino
Cataratas oscuras que llaméan, y después
una arboleda negra, manchada
de luces altas. Voy caminando
lento, entre la sombra comida
de las hojas, lleno de vino,
la fosfórica
fluctuación en mi mente, y los vapores
de recuerdos patéticos golpeando
súbitos, llamando, de amplios días
borrosos, núcleos rápidos. Chispas
del fuego del vino. Y más allá
de los árboles, una calle plagada
de rumores que brilla:
corrupción por la luz
Juan José Saer
Las puertas
Absorto tedio abierto
ante la fosanoche inululada
que en seca grieta abierta subsonríe su más agrís
recato
abierto insisto insomne a tantas muertesones de
inciensosón revuelo
hacía un destiempo inmovil de tan ya amargas
manos
abierto el eco cruento por costumbre de pulso no
mal digo
pero mero nimio glóbulo abierto ante lo extraño
que en voraz queda herrumbre circunroe las
parietales costas
abiertas al murmurio del masombra
mientras se abren las puertas
Oliverio Girondo
1 comentarios:
Una vez, me acuerdo, me caí en una fosanoche y me lo encontré a Girondo. Después cada uno se fue por su lado...
El Apóstata
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